Esta es la frase que mi nana me decía de niña cuando yo quería vestirme y peinarme sin pasar primero por la ducha. Felizmente aprendí bien clara la lección: primero lo primero: nada luce bien sobre una persona que no cuida la limpieza y el orden. Puede sonar tedioso y demandante, pero si hacemos un pequeño esfuerzo inicial y mantenemos el hábito, sin darnos cuenta ya será parte de nosotros. Hagamos un recorrido sobre los puntos más importantes: El baño diario es indispensable, no sólo para nuestra higiene, sino también por la frescura que nos aporta para enfrentar el día. El pelo y los anteojos son los accesorios más visibles que usamos 24/7, por lo que siempre deben estar en óptimas condiciones. Una piel cuidada y fresca comunica salud e irradia energía. Cuida tu salud bucal y la estética de tus dientes, recuerda que “una sonrisa abre más puertas que un diploma”. Usa perfume, desodorante y cremas con olor sutil; exagerar puede tener el efecto contrario. Si usas maquillaje, que sea discreto y retócalo durante el día para que mantenga su frescura. Mantén tus uñas limpias y recortadas siempre; si te haces la manicure, escoge acabados sobrios (largo, forma, color). Todas tus prendas y accesorios deben estar limpios, enteros, planchados y buen estado de conservación. El fit de tus prendas debe ser el adecuado. Cuidar tu grooming personal envía mensajes positivos subliminales muy poderosos, te da una imagen de estar “bien puesto/a”, que prestas atención a los detalles, eres organizado/a, estás consiente de tu imagen y tienes un buen nivel de autoestima. |