Digamos «NO» al divorcio (segunda parte)

Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el Señor. Esposos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas.
Colosenses 3:18-19

Las mujeres, al igual que los hombres, tenemos funciones específicas que Dios nos dejó en su Palabra para tener un matrimonio según sus mandamientos. Dios dijo:

• «Esposas, sométanse a sus esposos» (1 Pedro 3:1). Esto no es otra cosa que honrar y respetar al esposo, darle la posición adecuada en la casa, ya que es la cabeza de la familia. Sé que muchas mujeres no viven este principio por necias, rebeldes o porque el hombre no tiene el carácter para llevar las riendas de la casa, así que la mujer asume esa posición.
• «Que la esposa respete a su esposo» (Efesios 5:33). Dios diseñó al hombre para que los respetemos. Esa es la manera en que se siente amado.
• «La mujer pendenciera es gotera constante» (Proverbios 19:13). Aquí Dios nos compara como esa gotera que cae sin cesar, y tiene razón. Muchas de nosotras, quizá por temperamento, somos peleonas, regañonas y complicadas. Todos los problemas del hogar los volvemos una tragedia y cansamos a nuestros esposos.
• «La mujer sabia edifica su casa» (Proverbios 14:1). Dios nos llamó a que edificáramos la casa. Así que tenemos la gran responsabilidad de formar un hogar con bases sanas y respeto, siendo fieles y sabias.

Si eres una fiera, vives siempre con mal genio, por todo te irritas, ¿qué crees que consigues con esto? Estás espantando a tu esposo de la casa y lo que menos va a querer es llegar a su hogar con tal de no enfrascarse en una pelea.

Únete a esta campaña y digamos «NO» al divorcio.