¿Qué hacemos por Dios?Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! 2 Corintios 5:17 Nuestra oración de ayer fue pidiendo cambios importantes debido a que debemos distinguirnos con principios estable-cidos, pues somos hijos de Dios. En lo personal, creo que todos los días debemos dar lo mejor a quien nos da todo lo que queremos, al que cuida de nosotros de manera incondicional. Hoy mi llamado es a que nos examinemos y descubramos lo que hacemos por Dios. No se trata de que Él nos necesite, sino de que espera muchas cosas de nosotros. Por ejemplo, obediencia, entrega y que le busquemos con todo nuestro ser. Así que antes tenemos que dejar dos cosas que de seguro no son del agrado de nuestro Padre: Ser quejicosos y pedigüeños. ¿Por qué no empezamos por dejar esa mala costumbre de abrir los ojos y quejarnos por algo o por todo? ¿Dejar de quejarnos por la noche que tuvimos, por el día, por el trabajo, por el cónyuge o por la situación del país? Seguido a eso, si es que se tiene un momento de oración, nos portamos como insistentes «pedigüeños». No, mis amigos, eso no es lo único que espera Dios de nosotros. Empecemos a distinguirnos. Si buscamos más de su presencia, lo conoceremos mejor. Y conoceremos más de su amor. Haz el gran sacrificio, si ese es tu caso, y no pidas nada hoy ni te quejes por nada. Así comprobarás la diferencia de vivir en paz y con el gozo del Señor. |