El amor de Dios en mi vida

Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él.
1 Juan 4:9

Un día como hoy, esta servidora llegó a este mundo. Creo que por eso disfruto mucho de estas temporadas navideñas.

Aún recuerdo mi niñez sencilla, pero muy divertida, en mi natal Colombia. Había fuegos artificiales y disfrutaba de la compañía de mis amistades. En esa época, como buena católica, celebraba la conocida «Novena de Aguinaldos» con villancicos, el árbol de Navidad y, sin faltar, el pesebre, o como se conoce en algunos países, el nacimiento. A pesar de esta hermosa época, desconocía el verdadero significado de la Navidad, pues para muchos solo era una oportunidad de vacaciones, mientras que para otros era enfrascarse en las decoraciones navideñas. Así que un día, hace muchos años, comprendí el verdadero significado de la «Navidad».

La Navidad es hermosa y sé que en esos días surge en nuestro corazón una necesidad por la familia y un anhelo de comprarles regalos a los niños que los esperan con tanta ilusión.

A la hora de analizar esta hermosa estación del año, tú y yo debemos entender que Jesús es la verdadera razón de la Navidad. Cuando le abrimos nuestro corazón, nos convertimos en el pesebre donde nace el Salvador.

Por lo tanto, debemos darle gracias a Dios por su Hijo, Jesús, que vino a este mundo para darnos el regalo de la vida eterna.

Si aún no has tenido ese encuentro personal con Jesucristo, ¿por qué no permites que ese corazoncito bello que tienes se convierta hoy en un pesebre donde nacerá tu Salvador?

De ese modo, ¡tú también nacerás de nuevo!